lunes, 10 de mayo de 2010
Diario de viaje, día 8. Rumbo a pasto.
Después de una fabulosa experiencia En Popayán, donde seguro quedaron amigos, y donde indudablemente algún día volveré, me dirigí a la ciudad de Pasto. La salida fue entre lluvias y llegada la tarde… La idea aplicar la misma técnica de viaje que haría de Pereira a Cali, con el auto – stop, los ánimos fuertes para hacerlo y con la plena seguridad de que me volvería a funcionar, pero transcurridos unos kilómetros y con las lluvias aun reinantes, y sin ninguna alma solidaria mis ánimos principiaron a flaquear, al final no hubo otro remedio que rendirme y hacerle el auto – stop pero a un bus de trasporte público, que sin ningún problema no dudo en parar, claro estarían asegurando unos $20.000 pesitos.
La llega a Pasto fue en la noche, en un viaje de 5 a 6 horas. Después de unas llamadas, la ocasión indicaba que debía “descansar” esa noche, allí en el terminal, como efectivamente sucedió… Recomendado para viajeros tipo desde del sur, económico…
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